lunes, 12 de septiembre de 2016

LA COMBUSTIÓN HUMANA ESPONTANEA



                                                      CASO DE COMBUSTIÓN HUMANA ESPONTANEA 


¿Sabes que es la combustión humana espontánea?

Se utiliza el término combustión espontánea humana para describir los casos de incineración de personas vivas sin una fuente externa de ignición aparente. Aunque existen multitud de hipótesis sobre la combustión espontánea, la posición mayoritaria es de escepticismo sobre la propia existencia del fenómeno. Los defensores de la existencia de este fenómeno contabilizan alrededor de 200 casos desde el siglo XVIII. 


CASOS MAS RESALTADOS: 

Existen alrededor de 200 muertes que se han atribuido en algún momento, o se siguen atribuyendo al fenómeno de combustión humana espontánea. La mayoría, sin embargo, están escasamente documentados. Algunos de los más relevantes casos son los de Nicolle Millet, Cornelia Zangari di Bandi (Condesa de Cesena), Robert Francis Bailey, George I. Mott, Jeannie Saffin, Henry Thomas, Beatrice Oczki, Alan J. Hinkle, Mary Reeser y John Irving Bentley. 

LA SEÑORA  MARIA REESER , FALLECIDA EL 1 DE JULIO DE 1951, VICTIMA DE  UN FENÓMENO  COMBUSTIÓN HUMANA ESPONTANEA 



EXPLICACIONES CIENTÍFICAS: 

Uno de los principales argumentos utilizados por los defensores de una causa paranormal de la combustión humana espontánea es que el cuerpo humano está compuesto principalmente por agua, por lo que no arde muy bien. Sin embargo, en muchos casos de combustión espontánea, los cuerpos de las víctimas fueron reducidos a cenizas. Para llegar el cuerpo a tal estado se necesitan temperaturas de más de 1.700°C. Incluso en los modernos crematorios, que trabajan con temperaturas de 870-980 °C, los huesos no se consumen completamente y tienen que ser molidos. El mayor problema que aparece al estudiar las alegaciones de combustión espontánea es la falta de datos. En la mayoría de los casos no se cuenta con datos forenses o investigaciones detalladas y, en muchos casos se carece de información tan básica como el nombre de la víctima o la fecha del suceso. En los casos en los que se cuenta con descripciones detalladas y fiables aparecen una serie de elementos comunes: El fuego suele estar localizado en el cuerpo de la víctima. Los muebles y electrodomésticos cercanos a la víctima suelen quedar intactos. Los alrededores de la víctima sufren poco o ningún daño. La zona alrededor de la víctima y, a veces el resto de la habitación, se encuentra cubierta de un hollín grasiento. El cuerpo de la víctima suele quedar mucho más quemado que en un incendio convencional. Las quemaduras, sin embargo, no se distribuyen uniformemente por todo el cuerpo. El torso suele quedar muy gravemente dañado, a veces reducido a cenizas, pero las extremidades de las víctimas a veces quedan intactas o poco dañadas. Todos los casos ocurren en el interior de edificios. 


Casi siempre las víctimas tienen algún problema de movilidad (invalidez, sobrepeso...) o se encuentran incapacitadas (consumo de alcohol, barbitúricos...)


En todos los escenarios hay alguna posible fuente externa de ignición. 
Nunca hay testigos oculares del momento del suceso. 
Las víctimas son encontradas un largo tiempo después de ser vistas con vida por última vez (típicamente más de 6 horas). 
Las víctimas, en los casos citados, tienden a ser adultos mayores. 
Las explicaciones racionales de estos sucesos se engloban en dos categorías básicas: crímenes y efecto mecha. 




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